El tiempo de acceso es el tiempo necesario para que el ordenador acceda a los datos solicitados del disco duro.
En el caso de los discos duros magnéticos, el tiempo de acceso es la suma del tiempo medio de búsqueda (el tiempo promedio que tarda el cabezal en situarse en la posición deseada para empezar a leer o grabar la información), el retraso rotacional (el tiempo que tarda el disco en girar para posicionar el sector correcto frente el cabezal y que depende de la velocidad de rotación) y el tiempo de transferencia, que es el tiempo en que la información es leída o grabada en el disco.
La velocidad de rotación sólo se aplica a los discos magnéticos. Mide el número de vueltas que los discos realizan por minuto (revoluciones por minuto). Cuanto mayor sea la velocidad de rotación, menor será el tiempo de acceso a la información para poder empezar a transmitir datos. Hoy en día lo más habitual son 5.400 y 7.200 RPM, aunque hay también de 10.000 revoluciones por minuto.
Los discos de estado sólido (SSD), al no tener partes móviles en su interior, presentan tiempos de acceso mucho más rápidos y constantes. Sin embargo, una vez el disco duro accede a la información, será la velocidad de transferencia la que determinará el tiempo que tardes en recuperar o grabar todos los datos, algo muy importante en el caso de ficheros de gran tamaño y que no depende de si el disco es magnético o de estado sólido.